Desde pequeño, Lester Normandy Martínez Tut, sabía que quería llegar a ser alguien que se atreviera a vivir sus sueños, a cumplir sus promesas y a trabajar porque se convirtieran en realidad. “El ser feliz es un trabajo para los valientes porque no cualquiera se atreve, porque saben que no es fácil”, expresó el boxeador.
El boxeador 100 por ciento guatemalteco recuerda los sacrificios que ha tenido que hacer para poder cumplir el sueño de trabajar y vivir de su pasión como los “grandes” que él tanto admira.
El chico que nació un 17 de octubre de 1995, en el municipio de Melchor de Mencos en el departamento de Petén, Guatemala, hoy lucha en Las Vegas, Nevada, Estados Unidos. “Lo logré, pero no fue fácil y sigue sin serlo”, narró Martínez.
Desde su familia, la comida y sus amigos, hasta el clima, el idioma y las costumbres son de las cosas que ha tenido que dejar que más han representado un reto para Lester. Comentó que al inicio no dimensionó la falta que todo esto le haría, pero, al estar solo, en otro país y desde su experiencia te hace valorar más tus raíces.
¿Cuál es su motor para continuar?
Curiosamente, su mayor causa para seguir es justamente todo lo que más extraña. Él quería ser la muestra de que en Guatemala sí se pueden hacer las cosas bien, con excelencia, pasión y mucha disciplina. Su mayor sueño es hacer que su familia se sienta orgullosa de su trayectoria y que los pequeños guatemaltecos se atrevan a soñar.
“Muchos no van a creer pero tu vas a demostrar”, expresó con determinación. Al contar sus sueños, Lester narra que muchos no creyeron en él pero, la única persona que nunca tuvo duda de que lo lograría, era la más importante para que se hicieran por fin realidad sus sueños y fue él mismo.
Hoy Lester afirma estar feliz con los logros alcanzados, por las medallas obtenidas y con los títulos ganados con el sudor de su frente. Pero, lo que más lo satisface es saber que él es un ejemplo de que quien quiere lo puede lograr, que no depende de suerte, sino de estar bien preparados para cuando llegue la oportunidad.
Hoy Lester se siente agradecido y afortunado de poder ser un referente de que los guatemaltecos también pueden ser felices y cumplir sus sueños sin importar de dónde vengan. Se siente muy agradecido con la vida de poder dejar un legado que le permite a las futuras generaciones lograr sus sueños con un camino más definido que el que él tuvo que pasar.